Opinión

Política que cae del cielo y una anhelada e inalcanzable conquista

Por: Jaime Bruno

Después de más de medio siglo de actividad política de los dominicanos en el exterior, ningún miembro de organización política alguna, ha sido miembro de la dirección o comité político del partido al que pertenece. La circunscripción número uno del exterior (New York, Boston, New Jersey, Philadelphia, Connecticut, Washington), con más de 368 mil electores, aun continua sin una representación de enlace o política autóctona, que lleve sus reclamos e inquietudes a la más alta instancia de los partidos políticos de la Republica Dominicana. Sin pena ni gloria uno que otro dirigente de la diáspora ha bordeado ese privilegio, el dirigente político que más cerca estuvo en lograr la anhelada hazana de ser miembro del comité político de su organización política fue el ex dirigente peledeista José Fernández, admirado por las bases, pues fue el primer candidato a senador del PLD por la provincia de Santiago, diputado por el mismo partido durante el periodo del 1994 al 1998, y después siendo residente del exterior fue el primer presidente electo en New York de esa organización política. José Fernández sugirió la creación de la dirección general del dominicano en el exterior, participó con voz en numerosas ocasiones en las reuniones del comité político del PLD, pero sin voto. A pesar de poseer todas las condiciones políticas y académicas no pudo representar oficialmente a su clase en tan alta instancia. De manera tal y al observar el transcurrir de los años nos preguntamos: ¿Porque una provincia cualquiera de la RD con menos electores, con menos incidencia política a nivel nacional e internacional posee una representación política en el seno de sus respectivas altas instancias de sus partidos políticos, pero no ocurre lo mismo con las circunscripciones del exterior?

El voto de la diáspora se ha convertido en una palanca de poder político imprescindible. Para el 2004, cuando se otorgó el derecho al voto a los dominicanos en el exterior, el padrón electoral apenas poseía unos 35,042 votantes, en la actualidad, el padrón electoral en la circunscripción número del exterior alcanza más de 368 mil electores (más electores que la provincia de La vega y Puerto Plata Juntos), con una comunidad dedicada a enviar remesas a la republica dominicana, pero de manera patética, sin una representación autóctona de enlace o política que lleve nuestros reclamos e inquietudes a la más alta instancia de nuestros partidos. Al parecer la clase política de la isla tiene prejuicios, a pesar de que la diáspora tiene a una Julissa Reynoso Pantaleón, abogada y diplomática dominicana-estadounidense, embajadora de Estados Unidos en España, y un Adriano Espaillat, quien es el primer dominicano estadounidense en servir en la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, no les interesa, se han desvinculado de sus dirigentes y de la comunidad, no tienen una política definida para la diáspora, perciben que el dominicano emigró y resolvió su situación político-económica y que no deberían volver a Quisqueya, que lo más importante son los dólares que envían a sus familiares y las inversiones que puedan hacer, en cambio el empoderamiento político-económico es dirigido a los empresarios y dirigentes que residen en la isla, quienes nos enlazan y nos representan en las altas instancias políticas partidarias sin tener directamente ningún vínculo o compromiso social, comunitario o político con la diáspora. Un patético ejemplo seria ponderar los cuatro terribles años de imposición política del ex cónsul general en New York y empresario Carlos Castillo y actualmente, los dos años que prácticamente tiene el también empresario Eligio Jáquez. Como y porque surge el empoderamiento de Gonzalo Castillo, José Ramon Peralta, ministros y otros empresarios que están en la mirilla de la justicia, los que practican verdaderamente alta política han sido perjudicados tanto en la Republica Dominicana como en el exterior por esa insensata práctica. La clase política de las tres circunscripciones del exterior sin lugar a dudas han sido incuestionablemente sometidas a seis años de sumisión y destrucción moral.

La incursión del Dr. Leonel Fernández en la política vernácula de la República Dominicana y su futuro ascenso al poder, es hasta cierto punto un fruto de la diáspora, tal vez por eso tantos recelos y decidías triviales de parte de lideres de poca monta que en la actualidad ven su incursión en esas esferas, el máximo logro de su vida política… llegar a ser ministros, cónsules o embajadores, por lo que no desean que florezca ni remotamente otro Leonel Fernández en el exterior. La clase política del exterior y la diáspora en general deben trabajar duro hasta lograr vincular directamente a los suyos con lideres que valoricen el trabajo que han venido realizando, que entiendan que son patriotas y que aun desde el exterior dan lo mejor de sí, por la patria.

Recientemente el partido de la liberación dominicana pasó por un congreso y no eligieron su dirección central del exterior, mucho menos un enlace, por lo tanto, ni hablar de un miembro para su comité político que resida en el exterior, que sea genuino de la diáspora. De igual manera y aunque no han concluido sus congresos, varios partidos políticos trillan el mismo camino. Alagar a dirigentes y empresarios para aplastar a la dirección política en la diáspora no es un buen movimiento en esta etapa del juego de ajedrez político. El partido Fuerza del Pueblo, que aún tiene un largo y promisorio futuro, no puede darse el lujo de perder la oportunidad de avanzar y magnificar la luz que irradia su líder, el Dr. Leonel Fernández, quien es el líder político que más se ha preocupado y que realmente empoderó políticamente a la diáspora hasta los tuétanos, lo demostró en sus últimos dos periodos presidenciales, con resultados electorales extraordinarios a favor de su entonces partido y una valoración sin precedentes hacia su figura. Es oportuno que el dominicano en el exterior y sus principales dirigentes comiencen a exponer la problemática de la diáspora, a opinar en los medios, hacer seminarios y conferencias con la finalidad de exigir un vínculo que empodere a todos los dirigentes políticos, comunitarios y por mediación a ellos a toda la diáspora. El partido Fuerza del Pueblo debe estar a la vanguardia de estos procesos democráticos y designar, elegir o escoger dos dirigentes para la circunscripción del exterior número uno, y respectivamente uno para las dos circunscripciones restantes. Los dirigentes comunitarios y políticos no deben pensar que tal empoderamiento para el dominicano en el exterior caerá del cielo, se debe trabajar duro, con continuidad de propósito hasta lograr esa anhelada conquista.

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