Salud

Cómo se cura la resaca: esto es lo que funciona y lo que no

Puede que le parezca una broma, pero no lo es: del consumo excesivo de alcohol también se muere.

Fatiga y debilidad; sed y sequedad en la boca; dolor de cabeza, estómago y músculos; nausea y vómitos; insomnio, mareos, temblores, falta de concentración, ansiedad, depresión, irritabilidad… Éstos son algunos de los síntomas de este malestar provocado por el consumo excesivo de alcohol.

Duran hasta 24 horas, y no deberían causar problemas de salud serios, aunque es conveniente consultar a un doctor si afectan a su calidad de vida de forma continuada, según recomienda la Clínica Mayo.

Si empeoran, causando confusión, respiración irregular, hipotermia o desmayos, pueden indicar que se ha producido un envenenamiento por alcohol que puede resultar letal. “Es posible consumir tanto alcohol que resulte tóxico”, explica el doctor James Siox, del Instituto Nacional de Medicina Integrativa.

En cualquier caso, añade, lo peligroso es beber, no sufrir resaca al día siguiente: si a la mañana siguiente se despierta, con toda probabilidad sobreviva.

Aunque, en ocasiones, el precio será alto.

El alcohol interfiere con las comunicaciones neuronales en el cerebro. En general, es un depresor, es decir, reduce la actividad nerviosa. Al principio parece un estimulante, que desinhibe socialmente, pero pronto pasa a sedar y atontar.

Sus efectos se diluyen según el cuerpo metaboliza el alcohol etílico y lo convierte en acetaldehído, una sustancia hasta 30 veces más tóxica que provoca ansiedad y tristeza, los males físicos antes reseñados, y también, en caso de consumo crónico, incluso posibles daños cerebrales y cardiovasculares.

En conclusión, no es la resaca la que mata: es el alcohol.

Así que debería haber bebido usted con moderación (aquí puede ver cuánto). Pero quizá ya es tarde para eso, veamos pues qué se puede hacer con la resaca (que también puede ser letal: ahogo en vómito, accidentes de tráfico, suicidios).

“Una gran parte de la resaca es la deshidratación, y la acumulación de metabolitos del alcohol”, explica a la cadena NBC el doctor Michael Lynch, director médico del Centro de Envenenamiento de Pittsburgh (Pennsylvania).

Beber agua y comer antes de consumir alcohol ayuda a suavizar el golpe después. Un vaso de agua antes de irse a dormir, también. Incluso beber agua al tiempo que se consume alcohol, añade Lynch.

A eso se suma un antiinflamatorio (ibuprofeno, por ejemplo) a la mañana siguiente, aunque acompañado con comida para proteger el estómago.

“Los métodos más probados siguen siendo probablemente los mejores aún”, concluye.

Hay estudios que indican que las bebidas oscuras (vino tinto, whiskey, etcétera) son peores en este sentido que las claras (vino blanco, vodka…). Pero, en general, el factor de riesgo más evidente es el volumen de alcohol consumido.

La edad también afecta (la capacidad del hígado para hacer frente al acetaldehído disminuye), así como el peso o el consumo en paralelo de medicamentos.

Al día siguiente, ni siquiera las bebidas deportivas (que contienen sales) está probado que ayuden.

Y desde luego seguir consumiendo alcohol tampoco: volver a beber sólo aplaza los síntomas (o los agrava).

El consumo excesivo de alcohol acaba con la vida de 88,000 personas al año en Estados Unidos, y daña la economía global (se pierden 249,000 millones al año, lo que equivale a dos dólares por bebida, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, en inglés).

Si quiere saber más, o consultar en qué estados se bebé demasiado, aquí tiene un mapa sobre la prevalencia del consumo excesivo de alcohol (donde se hace más veces) y la intensidad con la que se hace (en el mapa inferior; ambos, del CDC).

Fuente: Telemundo

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