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Hoy se cumplen 55 años de la Revolución de Abril

Hoy se conmemora el 55 aniversario de la Revolución de Abril de 1965, y la efemérides sorprende a un país que cuenta ya 260 muertes por la pandemia del COVID-19; mientras la Junta Central Electoral apura el paso en el montaje de las elecciones presidenciales y congresuales que estaban fijadas para el 17 de mayo y que fueron pospuestas para el 5 de julio venidero.

No hace falta haber estado vivo en esos días, para conocer un poco de su historia y recordar cómo el movimiento cívico militar marcado por una participación militante y armada de masas populares se lanzó a las calles con las armas en las manos para exigir la restauración del gobierno constitucional del profesor Juan Bosch derrocado el 25 de septiembre de 1963.

Mientras, en Estados Unidos, el pastor protestante Martin Luther King, tenía la aspiración de “un país que se elevara y viviera su verdadero credo”, en una pequeña nación subdesarrollada descrita magistralmente por el poeta nacional Pedro Mir, la meta era “la restauración plena del gobierno Constitucional de Juan Bosch.”

La fecha, es una buena ocasión para que, las nuevas generaciones, esas que escuchan música altisonante y no sueltan el celular a ninguna hora, sepan que el finado presidente Juan Bosch, fue el primer presidente electo en forma democrática luego de la dictadura de 31 años Rafael Leonidas Trujillo, pero como lo “bueno dura poco”, sólo estuvo siete meses en el poder.

El de Bosch, fue un gobierno democrático y liberal (no comunista), un presidente que educó a su pueblo con cada gesto, con cada palabra, y con cada uno de sus actos tanto públicos como privados.

Parece que no existen muchas discusiones al respecto. En sólo siete meses logró con gran arrojo tomar medidas que, ciertamente afectaban los intereses de los grandes potentados y dueños de la tierra, lo hizo, porque amaba a su pueblo.

El sueño del pueblo de libertad y un gobierno democrático se quebró en mil pedazos el 25 de septiembre de 1963 por un grupo (facción), de las Fuerzas Armadas de la República, que estuvo encabezada por el coronel Elías Wessin y Wessin.

Al día de hoy, todavía se reconoce que, con la promulgación de la Constitución de 1963, una Carta Magna de las más democráticas que ha tenido la República Dominicana en toda su historia, se establecieron grandes logros a tono con los países democráticos, esto es: libertad de expresión, libertad política, el derecho a la vivienda, igualdad de los hijos, los naturales y los nacidos bajo el manto blanco del matrimonio; y, en adición a ello el retorno de los desafectos políticos de la rancia dictadura; entre otras conquistas de la democracia representativa.

Es que, en ese tiempo, hubo gente que no asimiló los cambios, no entendieron que, aunque las medidas de Juan Bosch afectaban ciertamente el sector de los terratenientes, fue un gobierno democrático y que tal vez sus opositores no estaban dispuestos a estar contentos con alguien que afectara en forma sensible el sector de los grandes dueños de extensiones de terrenos para beneficiar a la generalidad, a las mayorías del pueblo dominicano.

Así comenzó todo el 24 de abril

En el campamento militar 16 de agosto, ubicado en la Autopista Duarte, y el 27 de Febrero, en la margen oriental, se produce la rebelión en contra del gobierno del doctor Donald Reid Cabral.

Los hechos se precipitan uno tras otro, sin que apenas puedan entenderse en ese entonces. El Dr. José Francisco Peña Gómez, uno de los más grandes líderes políticos que ha tenido el país, en alocución por una emisora de radio, con voz fuerte y portentosa arenga al pueblo a levantarse en armas y lanzarse a las calles en apoyo al golpe de Estado perpetrado contra el Triunvirato. Tenía una meta, también tenía un sueño, “restablecer el gobierno constitucional de Juan Bosch”.

Es así como el pueblo se desborda en las calles proclamando su apoyo a la acción y reclamando el retorno a la constitucionalidad.

Un grupo de militares rebeldes leen una proclama donde exhortan al pueblo a respaldarlos. En la noche, Donald Reid Cabral habla al país con el fin de conseguir que los rebeldes depongan las armas.

Militares constitucionalistas en adición a los defensores de la Constitución entran a la ciudad de Santo Domingo en las primeras horas del alba el 25 de abril y obligan a renunciar a Reid Cabral. El pueblo se lanza a las calles ocupando el Palacio Nacional en respaldo del contragolpe de Estado.

Los hechos ocurren uno tras otro: en la sede del Palacio Nacional un grupo de militares forma el «Comando Militar Revolucionario» que asume el poder a las 10:30 de la mañana.

La misma noche, se traslada el poder a una autoridad civil, que recayó en la persona del doctor Rafael Molina Ureña, como presidente provisional. Había sido el presidente de la Cámara de Diputados durante el Gobierno de Bosch. Momentos después se anuncia el restablecimiento de la constitución del 1963 y el regreso del profesor Bosch desde Puerto Rico.

Sin embargo, en la base aérea de San Isidro la historia se cuenta de otra manera, en el llamado «Centro de Enseñanza de las Fuerzas Armadas (CEFA)» los generales Wessin y Wessin y el general Imbert Barreras se oponen al retorno de Juan Bosch y al restablecimiento de la constitución del 1963.

En seguida, comienzan los bombardeos y los ametrallamientos aéreos al palacio presidencial y otras posiciones de los constitucionalistas, es una historia para recordar, reflexionar, aprender las lecciones y proyectar el futuro.

Habla Fidelio Despradel

Fidelio Despradel, dirigente histórico de la izquierda y actor de primera línea de los acontecimientos ocurridos en el país durante décadas, conversó con Diario Libre para pasar balance a esos acontecimientos, ocasión en que, subiendo la voz, dijo que sí, que valió la pena la revuelta bélica de abril de 1965, y la define como “el acontecimiento político más importante después de la guerra de Independencia y la Restauración”.

Deploró con gran pesar que, en todos los conflictos bélicos se pierden vidas, pero está convencido de lo correcto que fue la participación de las distintas fuerzas políticas que unificaron sus criterios porque lo más importante, “son los intereses del pueblo dominicano”.

Y recuerda con gran emoción, a gente del pueblo y a militares que se comprometieron con el respeto a la Constitución y las leyes exigiendo lo correcto, “peleando contra los 42 mil marines que pisotearon la soberanía de un país libre como la República Dominicana”.listas del coronel Caamaño Deñó.

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